Cómo poner un condón con la boca y no morir en el intento

Algunas prácticas sexuales son dignas del 'Circo del Sol'. Poner un condón con la boca no es algo que se aprende de la noche a la mañana, sino que requiere práctica

La semana pasada hablábamos de cómo realizar una felación cuando no se ha hecho nunca. Una vez que hemos dejado pudores a un lado, somos expertos (y ellos también) en la materia y queremos dar un poquito más de picardía al asunto, se nos pasa por la cabeza la maravillosa idea de utilizar la boca para algo más que comer, besar y chupar.

Si poner un profiláctico con las manos para algunas ya parece una tarea difícil, no os digo nada si tenemos que hacerlo con la boca. Hay muchas personas que nunca han puesto un condón y que ni tan siquiera han abierto uno de los sobrecitos plata que te dejan las manos llenas de grasa.

Fuera el repelús

La primera parte de la clase, por tanto, es familiarizarse con el preservativo. ¿Por qué a muchas mujeres nos da un poquito de repelús semejante artilugio? Parece que siempre deben ser ellos los que en sus bolsillos o carteras tengan que llevar condones, y que si lo hace una mujer es que va buscando guerra. Hombres y mujeres debemos salir prevenidos a la calle por lo que pueda pasar. ¿O acaso estos días tontos de primavera que llueve a rachas no sacas el chubasquero para no mojarte? Pues lo mismo.

Una vez habituados a 'la gomita' y notando que, efectivamente, nos ha dejado las manos pringosas, podemos desenroscarlo y ver qué tamaño tiene lo que nos vamos a introducir en la boca. ¡Ahora entendemos aquello de garganta profunda! Para la práctica podemos utilizar cualquier artilugio (previamente lavado) que se asemeje a un pene: vibrador, zanahoria, pepino, plátano...

Paso a paso

El primer paso sería esperar la erección y, por tanto, la excitación del falo, es decir, que esté la banderita subida. Con los dedos y muy suavemente, pondremos la punta del preservativo en la punta del glande, de manera que quede colocado para que cuando realicemos el acto sexual no se quede dentro de ninguna vagina o ano.

Este es el momento en el que, con los labios, podemos ir desenroscando el condón hacia la base del pene. Poco a poco y sin ayudarnos de los dientes, no sea que lo rompamos. ¡Cuidado con los pelos! En ocasiones tienen la costumbre de meterse por medio y eso al chico le duele un poquito.

Parece complicado pero es más sencillo de lo que piensas. Si te da un poco de grima el tacto o sabor hay preservativos de todos los gustos y sabores. El sexo oral, al igual que otras prácticas que van más allá del coito, consiguen crear un clima de confianza en la pareja. Cuanto más se practique, más se disfrutará. Sólo es cuestión de tiempo y práctica que las cosas salgan... 'a pedir de boca'.

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