¿Existe el gen de la homosexualidad?

Al nacer, la mayoría de las personas se identifican con un género masculino o femenino dependiendo de los atributos físicos de sus genitales. En ese momento nuestra orientación sexual no se encuentra definida. A través de patrones conductuales de la sociedad o el entorno que nos rodea, vamos construyendo poco a poco nuestra sexualidad. Sin embargo, hay quienes opinan que antes de nacer, la orientación sexual de los seres humanos viene inscrita en su código genético. ¿Qué hay de cierto en todo ello? ¿El gay nace o se hace? ¿Somos todos bisexuales al nacer?

Dicen que los ojos son el espejo del alma. Quizá por ello un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Cornell ha averiguado que a través de la dilatación que sufren las pupilas al visionar a otras personas somos capaces de reconocer la orientación sexual de cada ser humano. El estudio ha sido llevado a cabo utilizando lentes infrarrojas cuya labor se basaba en medir los cambios en las pupilas que se producen en personas gais, heterosexuales, lesbianas o bisexuales mientras visualizaban contenidos eróticos. Los resultados publicados en la revista PLoS ONE arrojaron a la luz la evidencia de que determinadas investigaciones no tienen una base científica sólida y que además no existe una separación tan significativa en lo que se refiere a gustos entre personas de diferentes orientaciones.

No es una novedad que estas encuestas o teorías se fundamenten en humo. Algunos para desprestigiar la homosexualidad y otros para poder explicar su evolución a través de los tiempos han lanzado a la luz diferentes teorías evolutivas que hablan sobre un supuesto gen de la homosexualidad.

Sexualidad en los genes

El investigador Giorgi Chaladze publicó 'The archives os sexual behavior'. Según este profesional la mitad de los heterosexuales tienen un gen gay y tanto hombres como mujeres heterosexuales llevan en su código genético una atracción por personas de su mismo sexo. Según su teoría, los homosexuales suelen pertenecer a familias numerosas y los genes responsables de su homosexualidad, sobretodo en los varones, incrementan la fecundidad de las mujeres del grupo.

No contento con esto asegura que los hombres heterosexuales también tienen una carga genética homosexual que explica que en algún momento de sus vidas hayan podido disfrutar de relaciones homosexuales o verse atraídos por personas de su mismo sexo. Para este autor no cabe duda que ser gay, lesbiana o bisexual viene inscrito en los genes a pesar de que comprobar que se puede heredar de padres a hijos es algo prácticamente indemostrable.

Algunos estudios como el realizado por Le Vay y Hamer en 1993 aseguran que existe un árbol genealógico de la homosexualidad en las familias y que con total probabilidad el gen gay proviene de la rama materna, más concretamente de los hermanos de la madre. Viene a ser algo como la calvicie. Por lo visto si el abuelo materno sufre alopecia los nietos varones tendrán su mismo problema.

Para no quedarnos calvos nosotros, es necesario poner un poco de cordura a todas estas ideas. Según Hamer, existen un grupo formado por 12 genes que forman parte del cromosoma X y que responden al nombre de Xq28, el locus candidato. Para el autor del estudio este grupo de genes serían los causantes de la orientación del deseo sexual. Evidentemente su teoría fue criticada hasta la saciedad.

Otros estudios igual de criticados, y con razón, son aquellas que equiparan el gen de la homosexualidad con el de la esquizofrenia. Son las llamadas paradojas de la homosexualidad y vienen a decir que los hombres homosexuales se reproducen menos que los heterosexuales al igual que ocurre con las personas que padecen esquizofrenia. A pesar de ello las tasas de personas homosexuales varones se mantienen fijas a pesar de su baja fecundidad. Toda una paradoja que se justifica con la siguiente explicación: los familiares de estas personas compensan su baja fertilidad y la herencia del gen homosexual por parte de sobrinos. Volvemos por tanto a la idea de la anterior teoría.

La tercera investigación tiene que ver con la selección de parentesco o la hipótesis llamada del "colaborador del nido". Para investigadores como Paul Vasey las personas homosexuales compensan su carencia a la hora de tener descendencia a través de tareas colaborativas con el resto del grupo con el que conviven. Llegó a esta conclusión estudiando los comportamientos de varias familias en Samoa. Los hombres homosexuales del grupo no sólo se dedicaban a promover la capacidad reproductiva del resto de componentes de la familia, además aportaban dinero y trabajo al grupo para la supervivencia del mismo. Así pues se aseguraban que su código genético se transmitía de generación a generación a través de sus sobrinos. Su estudio arrojó el mismo resultado en sociedades más avanzadas como las de Canadá, Reino Unido e Inglaterra.

La conclusión de estos estudios muestra que la homosexualidad es más común entre hermanos y parientes de la misma línea materna debido a un factor genético.

Algunos datos aún más reveladores y que poco o nada tienen que ver con la genética admiten que la bisexualidad puede estar vinculada a mejores tasas de supervivencia tal y como reflejó el antropólogo RC Kirkpatrick. Este investigador, tras estudiar diversas etapas históricas y comportamientos de grupos humanos ante adversidades, observó como las conductas homosexuales ayudaron a las personas a formar alianzas entre familias obteniendo ventajas por parte de las mismas y por tanto mayor capacidad de supervivencia.

Genes, supervivencia y teorías evolutivas sólo arrojan una idea. No existe nada claro sobre la existencia de un gen homosexual en las personas. Yo soy aún de las que piensan que todos los seres humanos nacemos bisexuales y que la sociedad nos obliga a elegir nuestros caminos o etiquetas. El código genético puede informar sobre el color de nuestro pelo, la altura e incluso una posible enfermedad hereditaria pero jamás podrá informar sobre gustos, sexo o amor. Al menos mientras que la ciencia no demuestre lo contrario.

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