Comencemos hablando de historia, al menos etimológicamente. El término eyacular proviene del latín eiaculari, que traducido a nuestro idioma significa "echar para afuera". Atentos, ¿qué es lo que se dice cuando un hombre deja embarazada a una mujer? Efectivamente. ¡Que ha dado en la diana! Esta afirmación no va mal encaminada ya que el prefijo ex (hacia fuera) se acompaña del de iacularum, que hace referencia a la palabra dardo. En este caso la acción de verter el semen en el interior de una mujer hasta conseguir la fecundación del óvulo podemos admitir que sea algo parecido a dar en la diana.

Si seguimos investigando en el origen etimológico de esta palabra nos encontramos con el vocablo 'jaculatoria', que es de todo menos una palabra bonita. Tal y como diría Madonna en los 90 con uno de sus temas más conocidos, Like a Prayer, el sexo es exactamente como una oración. La traducción literal de 'jaculatoria' sería la de un tipo de rezo breve y ferviente que también se lanza al aire. Semen bendito.

Vamos a poner nuestro punto de mira en los varones. La eyaculación es un tema que trae de cabeza a muchos hombres, sobre todo llegados a una determinada edad. Algunos incluso rezan, perdón 'jaculan', para conseguir que su pajarito vuelva a expulsar el semen que derramaba durante la adolescencia. Otras personas consideran que también se puede eyacular para adentro, tirando por tierra todo el significado etimológico de la palabra.

Se llama eyaculación retrógrada, y mientras sus detractores consideran que es un problema que tiene que ver con la salud sexual del hombre, al redirigirse el semen hacia la vejiga, sus partidarios afirman lo contrario. La filosofía tántrica considera que la eyaculación supone el final de la relación sexual y la pérdida de la energía por parte del hombre. El Tantra anima a mantener el control para evitar la eyaculación de manera que aumentan hasta un 50% el placer de la relación.

Antes hemos hecho referencia a otro término sexual como el orgasmo y que muchas personas confunden con la eyaculación. Mucho se ha hablado del orgasmo. En el caso de los hombres es difícil encontrar alguno que no lo haya experimentado. No ocurre lo mismo con las mujeres. La eyaculación y el orgasmo suelen ir unidos pero no en todas ocasiones ocurre de esta manera. Al igual, no todos los orgasmos son iguales. En el caso de los hombres dura mucho menos que el de las mujeres, alrededor de 3-8 segundos mientras que el de ellas puede llegar incluso hasta el minuto, en el mejor de los casos.

Lo que está claro es que tanto el orgasmo como la eyaculación son conceptos que a pesar de no ser inseparables no pueden vivir el uno sin el otro. Diríamos que son como el perro del hortelano del sexo. Vive y deja vivir pero siempre derramando lo de dentro.