Fetichismo y parafilia

En el sexo como en la vida real los conceptos pueden llegar a confundir a las personas al dar una explicación inadecuada de los mismos pero sobre todo si no se utilizan con la precisión adecuada a la hora de ponerlos en práctica. La gran diferencia entre ser fetichista y tener una parafilia pasa por que el fin de uno es dar de manera lícita placer a otras personas o a uno mismo mientras que el otro puede incluso llegar a meter a quienes lo practican entre las rejas de una cárcel.

Vayamos por partes…

FETICHISMO- Según la Real Academia de la Lengua el fetichismo es una desviación que consiste en fijar parte del cuerpo humano o alguna prenda relacionada con él como objeto de la excitación y el deseo.

Cuál es mi sorpresa cuando al buscar en el mismo lugar de culto la palabra PARAFILIA encuentro que el único significado que la RAE da a este concepto no es ni más ni menos que el de "una desviación sexual". Así, a secas.

La realidad sin embargo es diferente. El fetichista es una persona que se excita de manera sexual y hasta llegar al orgasmo a través de un objeto fetiche. Encontramos de todo tipo en el mercado; botas, ligueros, braguitas, medias…Aun así, el fetichista también puede sentirse atraído por las texturas de las prendas como el caso del látex, el cuero e incluso con determinados peinados o maquillaje. Realmente y tal como se expone en los casos anteriores es una práctica sexual inofensiva por lo que no puede catalogarse como una desviación sexual siempre y cuando no afecte a terceras personas o a la vida de uno mismo, cosa que sí ocurre cuando hablamos de las "parafilias".

La parafilia compromete, afecta y puede llegar a poner en peligro la vida de quienes lo practican y la de otras personas en las que el parafílico pone el punto de mira. Si buscamos en Internet 'tipos de parafilia' encontramos cientos de ellas y a cada cual más extraña. Desde el sadismo también llamado como Amokoscisia (sienten deseo sexual cuando hay sangre o dolor de por medio) hasta la zoofilia o bestialismo (mantener relaciones sexuales con animales). La práctica de algunas de ellas está incluso penada por ley ya que afectan a la integridad de los seres humanos llegando incluso a acabar con su propia vida como en el caso de la vorarefilia o canibalismo sexual.

Hay quienes consideran que las personas cuyos deseos sexuales forman parte del grupo de las parafilias son enfermos mentales y su dolencia debe ser tratada por psiquiatras que reconduzcan de alguna manera su obsesión sexual. Durante la historia muchos han sido los psicólogos encargados de contemplar la opción de que el fetichismo es sólo una etapa de transición hacia la parafilia. Algunos de estos profesionales como el psicoanalista Donald Winnicott llegaron a estudiar las parafilias desde un punto de vista transicional en la vida de las personas movido por un posible trauma infantil cuyo impacto se traduce en la vida adulta en este tipo de desviaciones sexuales.

El sexo ofrece múltiples posibilidades para pasarlo bien. La mayoría de los seres humanos nos conformamos con mantener relaciones sexuales ordinarias, otros van más allá e innovan a través del BDSM, el látex y las fustas y siempre sin salirse de la norma y con el consentimiento sexual obtenido por ambas partes. Por último, un tercer y mucho más pequeño sector de la población (por suerte) fijan un deseo sexual que salta las reglas de la lógica y que llevado al extremo perjudica a la estabilidad de la sociedad y de la propia persona que lo practica.

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