Según un estudio llamado 'Ficción Vs Realidad en el Sexo', un abrumador 52,1% de las mujeres admiten haber fingido un orgasmo en alguna ocasión de su vida por dos motivos principalmente. El primero de ellos para satisfacer a sus parejas en la cama y el segundo, y no por ello menos relevante, por acabar de una vez por todas con una relación sexual que les parece dolorosa, aburrida o llevada a cabo con desgana.

Los hombres sin embargo difícilmente fingen sus orgasmos. Tan sólo el 8,4% de los varones admiten haberlo hecho en alguna ocasión y por motivos parecidos a los de las mujeres. Una razón fisiológica como la expulsión del semen puede ser el motivo por el que los varones lo tiene mucho más complicado.

La encuesta ha sido realizada por Bijoux Indiscrets, una marca creada por jóvenes emprendedoras españolas especializadas en la producción y venta de productos eróticos para mujeres.

Las películas de cine para adultos no deberían ser una referencia para el espectador al que se dirigen o al menos para su público, el cual debería identificar que lo que ocurre en esas escenas subidas de tono no se amolda a la realidad.

A pesar de que en los momentos de ficción hombres y mujeres se parecen demasiado, el contexto en el que vivimos arroja unos datos diferentes. Puede ser que el porno mueva el maravilloso mundo de las relaciones sexuales, o al menos en el interior de las mentes de ellos. El 38,2% de los varones prefieren que el sexo sea parecido al de las películas X. Ellos quieren auténticas lobas en la cama, decididas, arriesgadas y con ganas de echarse muchas cosas a la boca. No ocurre lo mismo en el terreno de las féminas. Ellas consideran que una relación sexual perfecta debe ser romántica. El 44,7% de las chicas prefiere un Richard Gere en la cama antes que a Nacho Vidal.

Cine de ficción o novela realista, cuando se trata de hablar de porno ambos sexos lo tienen claro: las películas de cine para adultos ofrecen una visión distorsionada del sexo que además ha influido de forma negativa a la hora de entender las relaciones sexuales.

Hubo una época en la que el porno copaba las vitrinas de los quioscos. Años en los que se guiñaba el ojo para observar codificadas figuras manteniendo sexo en blanco y negro. Momentos en los que tus padres te mandaban a la cama cuando los dos rombos hacían su aparición en la pantalla del televisor. A día de hoy la presencia del porno es algo casi tan habitual como la de observar personas vestidas en calle, sobre todo a través de Internet. La red social es un gran escaparate de sexo, desnudos y acciones depravadas no recomendadas para todos los públicos y menos aún, para los que no saben distinguir la ficción de la realidad.

Este estudio no sólo se ha parado a analizar el comportamiento de las personas a la hora de fingir los orgasmos, también las razones por las que se llegan a realizar estos comportamientos. La más importante es la falta de conocimiento sobre sexo a pesar de la sobreexposición ante contenidos sexuales. Estas imágenes lejos de ser didácticas, confunden al ser humano hasta el punto de llegar a imitar las conductas de los actores porno que poco o nada tienen que ver con la realidad.

Este estudio también ha analizado las implicaciones de la educación sexual obtenida a través de la ficción cinematográfica en la forma con la que los hombres y especialmente las mujeres, viven su sexualidad. El dato es relevante, el 50,6% de los encuestados considera que no ha recibido la suficiente educación sexual en su vida como para tener un modelo en el que fijarse diferente al de las películas porno.

En la mayoría de las ocasiones los orgasmos suelen ir acompañados del gemido. Un buen gemido es una forma de medir el placer o al menos de satisfacer a la pareja cuando se quiere dar por finiquitado un encuentro sexual sin necesidad de tener que dañar los sentimientos. El 60% de las mujeres admiten haber gemido exclusivamente para hacer sentir al hombre más macho durante el acto sexual y aumentar su satisfacción. Lo curioso es que ellos piensan que sus parejas lo hacen por placer mientras que la realidad muestra todo lo contrario.

El estudio se ha llevado a cabo con una labor fundamental: crear la librería de #OrgasmosReales. Un espacio en donde todo el que quiera puede grabar sus gemidos y donarlos de forma voluntaria para enseñar y animar a otras personas a utilizar este elemento tan básico del sexo. Este proyecto trata de concienciar sobre la falta de educación sexual que hoy en día se da en la sociedad principalmente y tal y como revela la encuesta, entre las mujeres españolas. Hoy tu gemido puede valer para enseñar a otras personas. Nunca instruir fue tan placentero.