La limerencia es la 'pérdida' de la cabeza por amor. Según explica la doctora en Psicología Dorothy Tennov en su libro 'Amor y limerencia: la experiencia de enamorarse', tiene varios grados. Por una parte, elenamoramiento normal donde estar al lado de la persona amada producepalpitaciones, tartamudeos, sudoración e incluso esas mariposillas en elestómago; por otra, aquel que viene marcado por laobsesión hacia la persona amada, que puede llegar a tener consecuenciasnegativas.
Cuando el enamorado pierde la cabeza y se obsesiona, aparecensíntomas como el estrés, los celos, la depresión, o lo que es más grave, elsuicidio. Por eso quienes lo padecen deben ser tratados por un profesional.
En estos casos de limerencia, la obsesión crea fantasías queel cerebro convierte en realidad. El miedo al rechazo construye un estadoirreal, una vida paralela sin negativas ni reproches, pero la vuelta a lanormalidad les hace caer en una profunda depresión.
No debemos confundir limerencia con pasión. La pasión esalgo bonito, erótico y carnal que no debe entrañar un sentimiento negativo. Sin embargo, la limerencia puede tenergraves consecuencias para el que la sufre y para la persona sobre la que recaeel peso.
Personas más vulnerables
Todas las personas estamos expuestas a sufrir en mayor omenor grado limerencia, pero hay quienes son más vulnerables. Personas con una baja autoestima, que encuentran en el ser amado sumano derecha o su razón de vivir; hombres y mujeres que no aceptan un no por respuesta; o aquellos que durante toda su vida (ydesde la infancia) se sintieron atraídos por alguien y que el paso de los añosno ha hecho más que reforzar la idea de que conseguir ese amor es el reto de su vida.
En la mayoría de las ocasiones, lograr al ser amado hace quedesaparezcan los sentimientos negativos, pero en otras, y aún con el retoalcanzado, el cerebro sigue fantaseando o considerando que quien ha aceptadoformar parte de su vida es de su propiedad.
Hacer desaparecer o paliar los efectos de la limerencia pasan por la ayuda de un profesional, psicólogo o psiquiatra, para que la persona se dé cuenta de que nadie espropiedad de nadie.
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