Los complejos sexuales más comunes

Según un estudio realizado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard en Estados Unidos, el factor clave para el buen funcionamiento de las relaciones sexuales se basa en la autoestima y la forma de quererse a uno mismo. Puede que la persona más fea del mundo tenga mejor calidad sexual que Míster Universo, siempre y cuando se vea atractiva y por lo tanto sin complejos

¡Cuánto daño ha hecho el porno para el sexo! Al menos para el de los seres terrenales, los de carne y hueso que pueblan la tierra sin tener un tiburón entre las piernas o la garganta más profunda que Linda Lovelace. No todos los consumidores de cine X pretenden ser como los protagonistas de este tipo de películas y viven sin complejos su sexualidad sin hacer caso de los centímetros de más (o de menos). Sin embargo, aquellas personas la autoestima por los suelos pueden ver mermadas sus relaciones sexuales al querer emular a sus héroes del porno o simplemente a su vecina la del quinto.

El sobrepeso, el tamaño de ciertos atributos físicos como el pene o el pecho o los efectos del embarazo y postparto son algunos de los complejos sexuales más comunes que impiden el buen funcionamiento del sexo y por lo tanto de las relaciones en pareja.

Los problemas no surgen de la nada. Tampoco los complejos. Hay algunos que incluso se gestan desde la infancia o adolescencia. Ser ''el feo'' de la clase, la ''gordita'' del grupo o el que la tiene más pequeña no merma la autoestima. El que insulta o se ríe de los atributos de los demás sí lo hace. Un daño que traspasa la barrera del tiempo y de las relaciones de pareja interviniendo en el buen funcionamiento del sexo.

En otras ocasiones es la pareja la que destruye la autoestima de las personas. Relaciones tóxicas, violencia de género, parejas inestables en las que se crea un clima de destrucción que se ve reflejado en relaciones futuras.

El contexto sociocultural es otro de los elementos clave para que la persona se abra a un sexo sin tabúes, sin límite y seguro. Podemos hablar de sociedades ancladas en el pasado, conservadoras pero también de otro tipo de sociedad que exige ser un lobo o una tigresa en la cama, tener unos atributos sexuales exóticos o pertenecer a esa clase social en la que llevarse el gato al agua consiste en tener un fajo de billetes en la cartera.

Analizando los factores anteriores los complejos sexuales más destacados son dos. En los hombres se trata de una cuestión de centímetros. El tamaño del pene importa, pero más a ellos que a ellas. El cómo usarlo también. Los problemas de erección y el gatillazo traen de cabeza a los varones. Ambas cosas van unidas. Las dos les hacen sentir inseguros.

A los centímetros se une el tiempo y la calidad del sexo. Estar a la altura de la mujer que tienen delante es traumático para algunos hombres. El sexo no es una competición de quién da más en la cama, si no un juego en el que más es mejor siempre que haya calidad. Es muy normal encontrarse con situaciones en los que los hombres han sufrido una pérdida de erección por querer impresionar demasiado a una mujer entre las sábanas. La seguridad vuelve a ser por tanto un factor clave para evitar este tipo de situaciones.

En el caso de las mujeres la cosa no varía tanto. Si para ellos la concentración de centímetros debe estar en el pene, en el caso de ellas se concentra en el pecho. ¿Cuántas veces hemos escuchado eso de ''se puso pecho y no para de ligar''? No amigas. El pecho no es la clave de su éxito con los hombres sino su autoestima. Ahora se quiere y lo demuestra.

Somos los que exteriorizamos y hasta la persona más bella del mundo puede ser repulsiva si exterioriza negatividad. Ocurre lo mismo con el cuerpo. La gordura o delgadez se convierten en ocasiones en el eje principal de las relaciones sexuales mientras que para gustos los colores. Hace unos años por el hecho de tener el culo como Kim Kardashian se tachaba de gorda a una mujer. Ahora los cirujanos hacen su agosto operando panderos.

Quererse a uno mismo para poder querer a los demás. El narcisismo no es malo con límites. Es necesario quererse, es bueno tener objetivos con los que mejorar y valores para poder compartirlos en pareja. La autoestima y la seguridad rompen las barreras de los complejos y mejoran las relaciones sexuales. Recordad, el órgano sexual por excelencia es nuestro cerebro.

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