Cada vez son más las personas que intentan conseguir el amor verdadero a través de alguna aplicación móvil como Badoo o Grinder o simplemente inscribiéndose en páginas de contactos tan conocidas como E Darling, Meetic e incluso, Ashley Madison en el caso de querer experimentar relaciones extramatrimoniales.

Gracias a 'Matchmaking' se ha dado un paso adelante en la forma de ligar y ahora, más que buscar la belleza exterior, de lo que se trata es poder, a través de un simple golpe de ratón, encontrar a la persona perfecta con la que pasar el resto de la vida. Este concepto desconocido hasta ahora en nuestro país es usado con asiduidad en otros lugares del mundo como Nueva York o Londres, donde el ritmo de vida de empresarios y gente de negocios les impide tener el tiempo suficiente como para flirtear con otras personas ajenos a su entorno laboral.

En el 'Matchmaking' ligar no es lo importante. Tampoco lo es el sexo, pues lo que se pretende con este servicio es encontrar a la media naranja, a la relación duradera o esa persona con la que en el futuro te ves delante de un altar. Los criterios de búsqueda también distan del resto de páginas de contacto ya que se exige aplicar el mismo tipo de reglas que las de los cazatalentos a la hora de lanzar a un artista hacia el estrellato.

Primero fue Halloween, luego el OktoberFest y ahora es el Sex-Dating. En España nos encanta importar costumbres de otros países, incluso a la hora de ligar. Quizás por ello, Verónica Alcanda, creadora de 'Matchmaking', observó que existía un nicho de mercado por cubrir en lo referente a relaciones de pareja duraderas. Más de 7,6 millones de solteros en búsqueda del amor verdadero.

Su propia fundadora admite que este modelo empresarial es totalmente nuevo en nuestro país pero con años de bagaje a sus espaldas ya que fue fundado en 2003 en EEUU. Hoy en día existen más de 3000 matchmakers o ciber-celestinos. Personas encargadas de buscar por ti el amor verdadero. Las diferencias con respecto de otros países fundamentalmente son dos: en España la demanda es la misma viniendo de hombres y mujeres pero el precio a pagar es infinitamente más bajo que el de otros países pioneros.

Fijándonos en el primero de los puntos, las personas que contratan estos servicios son un 75% hombres divorciados frente al 60% de mujeres. La edad del usuario está comprendida entre los 38 y los 55 años, sus ingresos económicos les permiten pertenecer a una clase alta y los trabajos a los que se dedican son mayormente profesiones liberales, ejecutivos o diplomáticos.

Los hombres buscan mujeres que además de bellas sean inteligentes, cultas y con personalidad. Ellas tampoco quieren machos con nada dentro de sus cabezas, por eso se decantan por varones educados, emprendedores y con un nivel alto de inteligencia.

Encontrarlo no es fácil. Tal y como admite su creadora es como buscar una aguja en un pajar, pero nada es imposible, sobre todo si encima la mesa se pone un presupuesto de 3000 euros. Nada que ver con lo que cuesta en EEUU cuya cifra asciende hasta los 186 mil euros y entre 11 mil y 65 mil de lo que cuesta este servicio en Inglaterra.

Para formar parte de uno más de la muestra y conseguir así a la persona perfecta con la que pasar por vicaría solo hay que rellenar un formulario en el que se debe plasmar la trayectoria profesional, gustos y disgustos y el objetivo final que buscan cuando den con la persona indicada. La relación que se establece con la empresa es contractual y tras una firma, los matchmakers o ciber celestinos se ponen a la búsqueda de la media naranja. A los seis meses se les presentan las primeras citas. Visto de esta forma parece fácil, pero no lo es. Varias entrevistas y visualización de cientos de perfiles hacen que normalmente la táctica no conduzca a error. Ahora más que nunca los príncipes azules o las princesas de cuento sí se pueden comprar, o mejor dicho, encontrar, a golpe de talonario.