«Me puede gustar ir vestida con látex y no por eso me excita que me zurren»

Viernes por la mañana, Gran Vía, Madrid. Enfundada en un traje de látex rojo me paseo por la arteria más famosa de la capital. A pesar de que los ciudadanos de la villa están acostumbrados a ver todo tipo de personas extravagantes andando por las calles se giran cuando me ven pasar brillando sobre el asfalto. Lejos de tener vergüenza, me siento poderosa, capaz de comerme el mundo. No es una segunda piel, es una forma de vida que se adapta a la complexión de las personas y hace que su espíritu se proyecte por encima del de el resto del mundo

Su taller se encuentra en el mítico barrio de Malasaña. MadRubb Madrid nació de la afición de dos personas por el fetichismo y la moda para acabar subiéndose a la pasarela de la última edición de la Cibeles Fashion Week. Todo un logro al que se ha llegado con trabajo y pasión. Hoy en Gonzoo nos reciben Vanessa Carrasco, Design Director de la firma, y Jose María Fernández, Technical Director, ambos fundadores y creadores de esta marca cuyo fin es construir un puente entre el fetichismo de una prenda de látex y el día a día de las personas de la calle.

GONZOO: ¿De dónde viene el nombre?

MADRUBB MADRID: El nombre llegó sin esperarlo en un juego de palabras entre mad (loco en inglés) y rubber (látex), a la vez que MAD (abreviación de Madrid), algo así como "locos por el látex" o "Madrid Látex".

El logotipo de MadRubb es una flor de madroño, que es el árbol símbolo de Madrid junto con el oso.

G: ¿Cómo comenzáis en el mundo del látex?

MM.: Desde siempre nos ha gustado el mundo del fetichismo y el látex. Asistíamos a fiestas vestidos con este tipo de prendas que conseguíamos a través de Internet pues en España no había ningún lugar para hacerlo. Nos enviaban la ropa desde Reino Unido pero entre el precio, lo que tardaban en llegar a España y el problema con las tallas, decidimos un buen día comenzar a crear nuestros propios diseños.

Tras conseguir los productos y confeccionar los primeros trajes acudimos a una fiesta fetish en Madrid luciendo nuestras prendas. No pasamos desapercibidos. Todo el mundo se fijó en ellos. Causaron sensación.

Más tarde comenzamos a desfilar en Amsterdam, Berlín y posteriormente asistimos en la ciudad de Essen como parte del jurado de unos premios fetish importantes. La verdad es que cada vez tenemos más visibilidad.

G: ¿Cómo son estas fiestas fetichistas a las que acudís?

MM: Hay eventos y eventos. El fetichismo real es una atracción por algo. Puedes ser fetichista de tacones, látex, de los bordados, etc. En España la gente confunde el fetichismo con el BDSM cuando son dos cosas diferentes. A mí me puede gustar ir vestida con látex y no por eso me excita que me zurren. Partiendo de esa base, en España mezclamos todo y en estos eventos hemos podido llegar a ver hasta un señor en pelotas con una bolsa de una tienda de zapatos. La gente se enfada porque se gasta un dinero en un atuendo para ir divino y luego se encuentran este tipo de cosas. Los fetichistas que van con ganas de fiesta se sientes defraudados al tener que lidiar con personas que no conocen el tema.

En el extranjero sin embargo es diferente. En estas fiestas se impone un código estricto de látex o cuero. Algunas de las más importantes en las que nosotros hemos estado han sido por ejemplo la Fetish Ball o la Fetish Evolution muy diferentes a los eventos que se realizan en España.

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G: ¿De dónde nace vuestra inspiración?

MM: No nos inspiramos en el fetichismo si no en la moda. El fetichista de látex tiene un punto de exhibicionista. El hecho de poder ir vestidos con látex sin estar en un entorno puramente fetish tiene un componente más potente en nuestros clientes. Nosotros intentamos buscar ese punto intermedio.

Nuestro target por tanto son personas normales de la calle. Al principio vienen con "miedo" al pensar que en nuestro taller van a encontrarse una mazmorra. Cuando entran y lo ven todo blanco ya se relajan. La primera impresión es normalidad. No hay cadenas, ni látigos, ni fustas. Las personas que se prueban nuestras prendas no tienen un cuerpo de pasarela pero para ellos nosotros sabemos qué tipo de prenda les favorecen siguiendo la base del látex.

G: ¿Es el látex una segunda piel?

MM: No, el látex no es una segunda piel. Ahora bien, el fetichista del látex, el que lo busca para el sexo y el que lo quiere como una segunda piel puede enfundarse si lo desea de los pies a la cabeza, manos tapadas, pies y encima de todo eso vestirse aún con más látex. Hay gente que llega a ponerse hasta tres tipos de piel encima. El fetichismo llega hasta estos límites.

Por otro lado también tenemos a la típica niña que le apetece ir a una discoteca divina ataviada con nuestras prendas, gogos, cantantes, dominas profesionales, teatros, Opera de Madrid. Si yo hago una marca de ropa de látex y lo destino únicamente a un sex shop no tendría tanto abanico de personas en las que destinar el trabajo.

G: Vuestra última colección se llama Uber. ¿En qué os habéis basado?

MM: Se inspira en la estética militar rusa de los años 40. El desfile fue todo un éxito. Fue gente de todo tipo. Desde los clientes más fetichistas hasta la revista Vogue, publicación en la que hemos salido hasta cuatro veces. Lo bueno del desfile fue que causó sensación al amante de la moda al igual que al amante del látex. Es la ambigüedad con la que jugamos. Al final lo que pretendemos es que el látex sea para todos.

G: ¿El látex es sinónimo de feminidad o depende de la mujer que lo lleve puesto?

MM: El látex realza los atributos que la persona quiere resaltar. Caderas, busto piernas... Lo bueno que tiene es que la gente que siente rechazada por no tener un cuerpo ideal al ponérselo no miran su talla, sino lo bien que les quedan las prendas. El poder que les otorga.

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G: ¿Podemos decir que sois los creadores del 'Fetish Chic' al menos en nuestro país?

MM: Sí, en España sí. El látex vende y es llamativo. En este país comemos por los ojos. Si yo me pongo un traje de látex y salgo a la calle la gente puede opinar que voy vestida con una bolsa de basura, pero si se lo pone Malú, por ejemplo, es moda. Todo es visión.

G: Tras el éxito de la novela '50 Sombras de Grey', ¿visteis crecer la demanda de vuestras prendas?

MM: Ha habido más curioso que ha confundido el BDSM con el fetichismo. Esto no quiere decir que en las fiestas BDSM no haya un código estricto de látex o cuero. Lo de '50 Sombras de Grey' en España ha hecho crecer la curiosidad y a muchas personas confundir aún más estos dos conceptos. Para los amantes de BDSM, sin embargo, ha llegado de una forma muy bonita. Eso sí, para el público que tiene una mente limpia.

G: ¿Qué prenda de toda vuestra colección me recomendáis para pasar una noche de lujuria?

MM: La gabardina blanca. Es la única prenda de toda la colección que es mate. A nivel prensa y después del desfile esta prenda junto con los bordados fue la más laureada. A nivel sexual la colección tiene de todo y al ser algo tan sensual depende del gusto de la persona. El látex es mi pasión porque yo soy de las de marcar e insinuar antes que enseñar.

G: ¿Un complemento para el látex?

MM: Para el pelo particularmente coleta alta ya que con el látex la melena se pega a la prenda. Además, el pelo recogido estiliza y realza a la mujer. En el tema del maquillaje depende de la prenda. Además, hay que tener cuidado con los complementos pues existe una delgada línea entre la sensualidad, el fetichismo y lo femenino al travestismo.

¿Cuál es el perfil de vuestros clientes?

En general hay un poco de todo. Los clientes más habituales son los fetichistas y los profesionales. Hacemos de todo. Desde sacos de momificación para dominas profesionales, top con cremalleras en los pezones, máscaras con cuernos, pechos o caderas hinchables. Estos últimos destinados para las rubber dolls. Ellas se ponen el mono de látex con sus curvas y encima de esta prenda se visten.

G: ¿Os imaginabais en algún momento que vuestras colecciones llegarían a verse en La Semana de la Moda de Madrid?

MM: Era nuestro objetivo, si no hubiéramos destinado la marca para la venta en sex shop. La meta era que la calle vistiera nuestra ropa. Algunas de las mujeres que ya se han atrevido con prendas de Madrubb han sido Sharon Stone, Malú, Macarena Gómez, Mercedes Milá o Nieves Álvarez. Los chicos son más complicados a la hora de vestir. En cuestión de látex ellos son más de complementos. Sin embargo, en el terreno erótico festivo ellos se visten más que ellas. Son más completos. A las mujeres les basta con una lencería de goma pero el hombre no sólo se queda ahí. Lo quiere todo. Mascara, guantes... El varón cada vez es más presumido y hay pocas cosas para que un hombre se vista y las luzca tanto como una mujer, donde ellas tienen más posibilidades a nivel moda. Este es el motivo por el que el látex, a un hombre presumido, le llama mucho la atención. Este puede ser un motivo por lo que en determinados ámbitos gays se siga bastante el fetichismo con látex.

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