Según la Real Academia de la Lengua el término Pansexual hace referencia a NADA. Cuando en el buscador de la RAE escribes la palabra y pulsas en la linterna para acceder al significado esto es lo que muestra: ''su búsqueda no produjo ningún resultado''. Puede que parezca una locura pero hoy es más común de lo normal que conceptos referentes a la sexualidad o libertad sexual no tengan cabida en según qué diccionarios o lugares de culto. Esto choca de frente con la realidad que ofrece Internet. 'Pansexual' es uno de los términos más buscados por los navegantes y no sólo en 2016; hace tan solo un año la revista Paper declaró la pansexualidad como el concepto estrella de Google.

Si desgranamos la palabra, su prefijo 'Pan' proviene del griego y significa todo o su totalidad. ''Todas las sexualidades englobadas en una misma persona''. Los pansexuales son capaces de amar a varios seres a la vez sin distinción de género u orientación sexual. Sería lo más parecido a la libertad sexual sin caer en el libertinaje. No son personas salidas depredadoras de sexo. Son simplemente individuos que huyen de etiquetas y estereotipos impuestos por una sociedad hipersexualizada pero con grandes tabúes, que son los que al fin y al cabo crean las diferencias sociales y sexuales entre personas.

No podía faltar en todo este ''desenfreno de amor'' el psicoanalista más influyente en temas sexuales de todos los tiempos. Sigmund Freud fue una de las primeras personas en acuñar este término a principios del siglo XX. Lo describió como la base de la que emanan las diferentes posturas e instintos sexuales. Para Freud todos nacemos pansexuales y es la sociedad la que nos conduce hacia un lugar u otro, hacia la bisexualidad, heterosexualidad u homosexualidad. Quienes no se contaminan permanecen pansexuales y disfrutan de su libertad sexual sin barreras.

No todo lo que tenga que ver con la generación de los Millennials es malo a pesar de que son muchos los que les han catalogado como la generación ''malcriada''. Los Millennials son nacidos en la época de prosperidad que les permitió estudiar y forjarse un futuro prometedor de no haber sido sesgado por la inestabilidad económica y el paro. En algunas publicaciones les catalogan como la generación más preparada pero... ¡atentos!, no para el sexo.

Hasta un 6% menos que la Generación X, la generación que les precede. A pesar de una mayor exposición al sexo y de más información sobre conductas y salud sexual, son más tardíos a la hora de mantener sus primeras relaciones sexuales y el dominio de los medios de comunicación e influencers en redes sociales no hace más que marear a una sociedad que había crecido en la monogamia y el pensamiento de unos padres unidos para toda la vida. Aún así ellos han sido los precursores de la nueva era y han liderado la revolución sexual del siglo XXI ayudados por artistas como la actriz de Crepúsculo Kristen Stewart, la polémica cantante Miley Cirus y hasta la rapera Fergie. Todas estas personas han sido las que, sin cortarse, han exteriorizado a los cuatro vientos su pansexualidad, siendo imitadas e influyendo en la sociedad en la que vivimos.

Si a mí me gustan los hombres y las mujeres y disfruto del sexo por partes iguales soy bisexual pero, ¿también pansexual? No. Efectivamente la bisexualidad hace referencia a aquellos hombres y mujeres que se sienten atraídos por ambos sexos. La pansexualidad va más allá. Se describe de manera perfecta en ensayos como los recogidos en el libro Designer Relationships: A Guide to Happy Monogamy, Positive Polyamory and Optimistic Open Relationships de Patricia Jonhson y Mark Michaels. En esta obra se engloban todos lo géneros sexuales y tipos de atracciones: monogamia, poliamores o relaciones abiertas.

Ser pansexual, desde mi punto de vista, es poner una etiqueta más. La libertad sexual no debe atender ni más ni menos que a ese concepto: libertad. Hoy Miley Cirus lo llamará de una forma, pasado mañana será una influencer la que lo catalogue de otra en su red social y posiblemente dentro de otros 1000 lo que se lleve sea ser casto y puro y permanecer durante toda la vida al lado de la pareja como los Agapornis. Sinceramente me da mucha pereza pensar que el día de mañana mis hijos tengan que elegir sobre su orientación o gustos sexuales en base a lo que muestren los famosos en sus redes sociales o los contenidos de las letras de las canciones de una artista norteamericana. Si la libertad fuera real, no harían falta escoger opciones, pues todas serían válidas.