Viagra y otras pastillas mágicas

Viagra, Levitra o Cialis se han convertido en el recurso habitual de muchos hombres para rendir en la cama, pero ¿conocemos los efectos secundarios de estas nuevas 'drogas del amor'?

Una de las mayores preocupaciones de los hombres es ser un toro en la cama. Muchos chicos piensan que una mujer queda satisfecha cuando se va a la cama con un auténtico semental cuyo pene tiene unas dimensiones que sobrepasan la media y que además no se viene abajo. Qué confundidos están.

En los últimos años y desde la aparición de la Viagra, muchos han sido los varones que sin tener problemas de disfunción eréctil han recurrido a este tipo de medicamentos para convertirse en un auténtico Nacho Vidal. Aparte de la conocida pastilla azul, encontramos en el mercado y bajo receta médica otros tipos de fármacos para combatir la bajada de bandera en la cama, como Levitra o Cialis cuyos resultados con muy parecidos.

Cialis, auténtico furor

La estrella de las estrellas es Cialis. Un tipo de píldora que tomada media hora antes de realizar un acto sexual te mantiene excitado durante 36 horas. El problema es que, como todo medicamento, requiere una visita a un médico de cabecera o urólogo para poder adquirirlo en farmacias con receta médica.

No todo el mundo puede tomar estas píldoras como si de placebo se tratase. Personas con problemas cardíacos, insuficiencia hepática o renal o simplemente que tengan que utilizar un vehículo se verían perjudicados por los efectos secundarios de este tratamiento.

¿Cuál es el problema?

En una sola palabra: Internet. Si pones en el buscador el nombre de este medicamento, son innumerables las páginas que aparecen para su compra y consumo.

En el mercado español se vende en farmacias y bajo receta médica pero muchos jóvenes sin problemas de disfunción eréctil adquieren las pastillas para rendir más en la cama. El problema es que como cualquier otro tipo de droga crea dependencia.

El cerebro, el mayor órgano sexual

Todo está en el cerebro. El hecho de que una mujer imponga puede provocar que el hombre adquiera inseguridades al tener sexo y el pajarito no responda. Para ello existen alternativas que nada tienen que ver con la química. En el caso de que la relación no vaya como se esperaba, el hombre siempre se puede dar un tiempo recurriendo a la masturbación, las caricias o los besos.

Las mujeres solemos ser más comprensivas de lo que vosotros pensáis. Si este tipo de situaciones se toman de una forma más natural, puede quedar incluso en una simple anécdota. Y es que nosotras no siempre buscamos la penetración como meta del sexo.

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