¿Tienes mala memoria? Es probable que tengas un cerebro privilegiado

Algunos científicos sugieren que los episodios de olvido podrían estar causados por un mecanismo de seguridad en el cerebro diseñado para asegurarse de que no estamos sobrecargados de información. En otras palabras, olvidar podría ser una parte muy saludable de la actividad cerebral.

Cuando se nos ha olvidado dónde hemos guardado las llaves antes de salir de casa, vamos a la compra y olvidamos qué habíamos ido a buscar y otro tipo de pequeños despistes de la memoria lo achacamos a un deterioro del cerebro. Nos lamentamos de las copas que hemos tomado o lo mayores que estamos. Pero, en realidad, puede que no todas las pérdidas de memoria tengan el mismo motivo, de hecho una nueva teoría que está rebotando entre la comunidad científica últimamente es que el ser olvidadizo por naturaleza puede ser una muestra clara de que el cerebro trabaja correctamente. No recordar detalles triviales puede ser un signo de que tu mente es óptima para separar el trigo de la paja de la información.

Esta es una idea que ya se había discutido antes, pero una nueva investigación, realizada por la Universidad de Toronto, en Canadá, parece haber encontrado una manera de demostrarlo. Básicamente, dieron con la clave al detectar que el crecimiento de nuevas neuronas en el hipocampo, la parte de nuestro cerebro asociada con la memoria, parecía favorecer el olvido. Este crecimiento tendría como principal propósito el dejar más espacio libre para la información más importante, con lo que las cosas más inútiles pueden desvanecerse de ese banco de memoria.

Blake Richards, uno de los investigadores de la Universidad de Toronto, afirma que "siempre idealizamos a la persona que es capaz de aplastarnos jugando al trivial, pero el objetivo de la memoria es no ser capaz de recordar quién ganó un trofeo en las olimpiadas de 1976". Con esto, se refiere a que la memoria tiene una utilidad dentro de la inteligencia. La toma de decisiones viene determinada por el acceso que tenemos a esta y cómo esa información se procesa de acuerdo a los estímulos que recibimos del exterior. Por ello, para tener acceso a lo más necesario e importante se debe retirar la información que no nos sirve.

Esto es algo que ha sido estudiado antes. En 2007, los investigadores utilizaron la resonancia magnética funcional (IRMf) para monitorear los cerebros de 20 adultos sanos mientras realizaban una prueba de memoria simple. El resultado sugirió que las personas son mejores recordando información conflictiva, en lugar información sencilla o repetida. Si este estudio estableció que el proceso de olvido tenía un propósito funcional positivo, ahora se habría esclarecido claramente la base neurobiológica de ese proceso. Sin embargo, este último estudio más reciente no produjo ninguna evidencia experimental nueva. Por el contrario, Richards, con su colega Paul Frankland, revisaron los artículos e investigaciones previas publicadas anteriormente hasta tener suficientes evidencias con las que llegar a su conclusión. La mayoría de resultados que se presentan apoyaban la idea del olvido como herramienta bastante útil.

Y es útil por varias razones, por ejemplo, el cerebro quiere deshacerse de la vieja información inútil, exactamente igual que cuando el disco duro de nuestro pc está lleno y el ordenador nos sugiere una selección de archivos que no sirven para gran cosa y que detecta que lo más que hacen es molestar. También se puede pensar en un desván. Cuando hay guardados demasiados cachivaches y trastos viejos que ya no se necesitan, será mucho más difícil encontrar el libro que buscamos. Esto, en el cerebro se traduce como información inútil que hace que sea más lento y costoso llegar a la que necesitamos para tomar una decisión concreta.

También nos facilita la generalización de eventos que ya hemos vivido. Refleja un concepto utilizado en los modelos de inteligencia artificial y que son conocidos como regularización. Este principio tiene como objetivo obtener modelos para aprender a hacer generalizaciones basadas en grandes cantidades de datos. Para hacer eso, debe haber una limpieza de los detalles en los datos involucrados para priorizar la información básica que sí es necesaria para las decisiones. Como por ejemplo, en un gran supermercado, recordar la situación espacial y la división entre zona de alimentación y limpieza, no qué marcas concretas de fabada asturiana almacenan en la sección de conservas ( que es un dato que sólo necesitas el día que te apetezca comer fabada, no en todas las visitas que harás a ese súper).

Para aclarar la validez de estos mecanismos de olvido como ayuda a la toma de decisiones los investigadores rescataron un estudio en el que se indujo el olvido a ratones dando resultados opuestos a todo lo que podríamos pensar. Ante un laberinto que no conocían, los ratones que habían sido medicados para deteriorar sus recuerdos de otros laberintos encontraban las salidas con mayor rapidez que los ratones con la memoria intacta. Retenían los procesos, pero la información innecesaria de otras pruebas, para ellos era una carga. Más o menos como cuando el cache del teléfono nos impide ir rápido y navegamos lentamente. Puede que esta teoría no nos ayude con los descuidos y despistes del día a día pero podría enseñarnos más sobre cómo funciona el cerebro, algo que los científicos todavía están tratando de averiguar.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento