La mirada indiscreta

Dicen que las personas somos diferentes dependiendo de los ojos del que nos mira. Nuestra vergüenza o pudor es mayor o menor según sea una mirada: inocente, tímida, fija, anónima o conocida

Como bien saben loslectores de Gonzoo, la semana pasada protagonicé la siempre polémica portada de la revista Interviú. Cuando te ofrecen hacer unas fotografías de este tipo, losueles pensar dos veces, pues en muchos casos la reacción de las personas ante determinadostemas puede ser más o menos afectuosa.

La verdad es que yo no dudé. En miestado, embarazada, me apetecía tener y compartir unas bonitas imágenes de losmomentos mágicos por los que pasa una mujer en mi estado. Dicho y hecho.Delante de una cámara y cómo Dios me trajo al mundo me sentía cómoda. Una vezque la publicación está en la calle parece que la cosa ni va contigo, por lo quevergüenza tampoco pasas. ¿Por quéentonces mi pudor aumenta en casos como el siguiente?

Miradas fijas

Salgo de mi clase denatación para futuras mamás y me dispongo a darme una ducha. En elpolideportivo salen niños y madres hasta de debajo de los azulejos del baño.Yo, desnuda, al igual que el otro día en la sesión de fotos me sientointimidada ante la mirada de una niña. Sus ojos clavados en mi tripa meincomodaban y me hicieron sentir mucha más vergüenza que el objetivo de lacámara.

Miradas anónimas

En la playa son cadavez más las mujeres que toman el sol en topless. A mi, sinceramente, me pareceun sacrilegio para la hermosa y fina piel de los pechos pero cada cuál es librede quemarse o no. En el caso de amigas, no hay ningún problema a la hora deenseñar los pechos (siempre y cuando no esté presente la pareja de alguna deellas). La pregunta es: ¿nos da menos pudor quedarnos desnudas delante de undesconocido? ¿Por qué exageramos cuando vemos una teta en una revista teniendomiles de chicas dorando sus encantos al sol?

Creo que todo esto es producto de una sociedad bastante mediocre que criticaque una mujer pueda exhibir los pechos en una revista mientras la lee haciendotopless en una playa. Si a todas nos propusieran un reportaje remuneradotendríamos que ver cuantas diríamos que sí o que no a posar delante de un fotógrafosin prenda alguna. Creo que el pudor o la vergüenza no tienen que ver con laforma del mostrarnos ante el mundo sino más bien con la forma con la que esemundo nos mira y que, si os sirve de algo, no siempre tiene que llevar la razón.

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